Esta molécula se presenta bajo dos formas enantiómeras idénticas en su fórmula pero que se diferencian en la distribución espacial de los carbonos que veis señalados en rojo. Estas moléculas se parecen tanto como la mano izquierda y la derecha. Los sistemas biológicos son capaces de distinguir entre una y otra forma: sólo reconocemos un tipo de aminoácidos o de monosacáridos. En cambio, cuando se sintetizan en el laboratorio de química orgánica se forman el 50% de cada isómero.
Una de las formas tiene efecto sedante y antiemético (evitar los vómitos), pero la otra es la responsable de las graves malformaciones en el desarrollo del feto, por lo que lo que tomaron aquellas madres fue mitad veneno mitad medicina.
Desde que se descubrió esto se tiene en cuenta la actividad de las posibles estereoisómeros de un medicamento y también se hizo obligatorio la investigación de los posibles efectos teratogénicos de los nuevos principios activos sintetizados por la industria farmacéutica.
Si queréis saber más podéis conectar con el siguiente enlace a la Asociación Española de Afectados por la Talidomida
Es curioso que el símbolo de los farmacéuticos sea la copa de Higea y la serpiente enroscada: el poder del veneno que puede matar o curar.
A continuación podéis leer un ilustrativo comentario de mi amigo/compañero y experto en etimología, Jesús López acerca de ciertos mitos relacionados con la farmacia. Si queréis visitar su página web enlazar aquí
Asclepio para los griegos y Esculapio para los romanos fue al principio un héroe, hijo de Apolo y después fue convertido en dios, el de la medicina. Cuando creció, aprendió su oficio del centauro Quirón, y sus conocimientos llegaron hasta el extremo de conseguir resucitar a los muertos, lo cual produjo la cólera de los dioses. Y es que lo hacía, con la sangre de la gorgona Medusa, un regalito de su maestro (ya no se regalan cosas así), puesto que la sangre del lado derecho de la cabeza del monstruo provocaba la vida y la de la izquierda la muerte. Parece como si ellos hubieran descubierto sangre arterial y sangre venosa, la arterial con más contenido en oxígeno y la venosa con más dióxido de carbono. Bueno, el caso es que él para sus propósitos utilizaba “la buena”. Zeus, para que el buen orden del mundo se mantuviese, se lo cargó con un rayo, es decir, lo fulminó. Después su padre Apolo apiadándose de él lo convirtió en estrella, lo catasterizó, transformándolo en la constelación del Serpentario u Ofiuco. Por ello, a partir de entonces sus atributos eran serpientes enrollados en un bastón. Higía ( Υγιεία Hygieía o Υγεία Hygeía, ‘salud’) es un diosa del séquito de Asclepio, y es verdad que se la representa, a veces con una jarra en torno a la cual hay enroscada una serpiente que bebe de su interior debido a que “su jefe” así es representado.
Pero además de la representación mitológica de estos dioses viene al caso un comentario filológico sobre lo que los antiguos consideraban veneno o medicamento.
La palabra que significaba veneno en griego era φάρμακον “fármakon”, que significaba a la vez que veneno, también remedio y droga. Y es que dependiendo de la dosis, eso es así, un fármaco o te cura o te mata. También se les llamaba φάρμακον a aquellas personas que eran sacrificadas para intentar desterrar una calamidad o una desgracia en una ciudad. Los romanos, más prácticos, tradujeron φάρμακον por venenum, sólo con el sentido peyorativo.